Nuestro diseño giró alrededor de un majestuoso Gomier (Bursera simaruba) que encontramos en la propiedad. Las jardineras recubiertas por buganvillas y allamandas incorporan formas curvas que evocan las olas del mar. Las rosas del desierto florecen sin cesar junto a una colección de cactus e hibiscus, bromelias y suculentas, calliandras y pasifloras, moringas y tamarindos… El viento, el sol, el mar, los atardeceres y amaneceres completan este paraíso caribeño en el que una armada de árboles autóctonos cargados de espinas, como el algarrobo o la acacia farnesiana, protegen el jardín con su sombra mientras se enfrentan con éxito a las largas sequías y a la salinidad del entorno.